domingo, 14 de marzo de 2010

Entre felicidad y tristeza: Capítulo 1



Este sería mi primer dia en la secundaria y asistiría por fin a una escuela; a mis 12 años no había pisado jamás una escuela real.


Mi hermana Sherryn y yo recibíamos educación en casa por las paranoias que tenía mamá de que nuestras capacidades no fueran bien aprovechadas y por eso nos daban clases las maestras más estríctas que volvería a ver jamás.







Pasábamos la mayoría del tiempo libre, que eran como dos horas al día, intentando escapar de la casa para poder jugar con los vecinos; que nos veían con compasión al pasar frente a la cerca de la imponente casa;. nuestro patio trasero tenía una gran piscina que era utilizada para torturarnos con entrenamiento extra en casa.


-Suzanne; aquí está el uniforme- dijo mi nana entrando a mi alcoba.


-¿Uniforme?- le pregunté.


- En las escuelas privadas utilizan uniforme- dijo ella mientras me sonreía maternalmente; cosa que mamá nunca hacía.


Me dió una falda gris que me llegaba bajo las rodillas, unos zapatos que parecían mocasines y calcetines blancoscon un escudo que debía ser el de la escuela. Me tendió en la cama un corbatín de cuadros escocéses azul marino, blanco y gris. Salió un momento de mi habitación y volvió con una camisa celeste clato y un chaleco azul marino que tenía el mismo escudo de los calcetines.



Me vestí con ese espantoso uniforme y me miré en el espejo, simplemente era tonto, me veía ridícula en ese uniforme; mi cabello rojo y lacio era aburrido y contrastaba demasiado con el color de mi pálida piel. Sherryn, sin embargo tenía una piel espectacular, estaba de un color saludable la última vez que la ví con vida.



Sherryn, mi hermana que tanto quería y necesitaba me hacía muchísima falta. Miré a mi nana con lágrimas en los ojos y ella me abrazó.


--Ya ha pasado un mes y aún espero que pase por esa puerta con su sonrisa- dije entre sollozos.


-¡Oh!, Suzanne, querida, créeme que ella está mejor ahora- intentaba consolarme mi nana.


- La extraño mucho; es la primera vez que voy a una escuela y estaré sin ella- sentía que miles de lágrimas se derramaban de mis ojos.


-¡No!- mi nana tomó un pañuelo desechable de la mesita de noche y me lo dió- tranquila pequeña, tu hermana siempre estará contigo. -miré a mi nana, ella tenía el pelo gris y era algo anciana, pero sus ganas de vivir la mantenían muy activa y era una de las únicas personas que me demostraban criño. tenía ojos cafés y era menuda, y yo la quería como si fuera mi abuela.



Tomó la silla del tocador y la trajo hasta donde yo estaba, me pidió que me sentara en ella y con cuidado me tejió dos trenzas y acomodó mi flequillo hermosamente.



-Gracias- fué lo único que pude decir.



Tomé mi mochila. que pesaba mucho y un montón de libros que tenían mi nombre en el lomo, le dí un beso a mi nana y bajé las escaleras del tercer piso hasta el primero y me dirigí a la puerta principal.

El señor Martin; el Chofer y muy buen amigo mío me ayudó a subir al auto. no podía creer que ninguno de mis ocupados y deprimidos padres se tomaran una hora de su valiosísimo tiempo para acompañar a su hija menor, y desde hacía un mes única, a su primer día de secundaria en una escuela.

-Niña, ¿se encuentra muy mal?- preguntó el señor martin, con sus calurosos ojos ocres mirando a través del retrovisor.

-No lo suficiente como para quedarme en casa- le respondí secando cualquier resto de mi llanto.


-Bien, permítame acompañarla en su primer día de clases- él me sonrió para darme ánimos.


-¿Lo haría?- sentí que mi día se había iluminado y eso que el tiempo estaba últimamente pésimo y hoy estaba con nuvarrones que me daban escalofío.


-Si la niña así lo desea- me dijo.


-¡Wow!- mi sonrisa por fin apareció- mil gracias.


Él sólo asintió con la cabeza y siguió conduciendo en silencio hasta llegar a una desviación, adentrándose en un camino en medio de un bosque de ensueños, que mostraban lo bello que podía llegar a ser Austria, el camino continuaba hasta que casi milagrosamente surge en medio de una colina rodeada de árboles un lugar majestuoso, parecido a un edificio importñante del ayuntamiento o algo por el estilo. la arquitectura era exquicita, era de color neranja y tenía altos relieve en diferentes tonos de naranja. Quedé embobada al ver tal obra de arte y me quedé boquiabierta al ver la fuente que estaba en medio del patio delantero, había matorrales y rosales pordoquier y en la entrada había una escultura rodeada de flores, eran tres angelitos que sostenían libros mientras trepaban sobre el otro, era una belleza.

-Vamos niña, será mejor que nos apresuremos o llegaremos tarde al acto protocolar- dijo el señor martin mientras me ayudaba a bajar.




*** el resto del cap lo subo mañana, comenten por fis***

besos♥












No hay comentarios:

Publicar un comentario