domingo, 28 de febrero de 2010

En el auto



Era una linda tarde, pero nadie parecía verla. Estaba una niña en el asiento delantero del auto, su padre conducía sin prestarle atención a nada que no fuese la carretera.
Ella , mirando a través de la ventana del auto, veía como las colinas se elevaban, recorría los contornos de estas con la mirada, deseando poder estar volando sobre ellas, ver la magestuosidad de los árboles, poder atravezar las coloridas nubes y descender paulatinamente en elegantes giros.
En los ojos de la pequeña niña se grabaron los contornos de las colinas, los colores de las nubes y el sentimiento de paz que aquello le proporcionaba.
Llegó a casa, y entró a su alcoba; tomó una libreta y con una de sus manos, y con trazos delicados copió la imagen que en sus ojos estaba, dejandose llevar por la paz, tan buscada y que por fin encontraba.

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